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sábado, 5 de septiembre de 2015

"El Primer Día De Clases"

     Lina terminaba de arreglar su larga trenza, le temblaban las manos. Hoy su mamá la llevaría a la escuela, sentía un hueco en el estómago. Quería ir, tenía curiosidad, pero al mismo tiempo le provocaba pánico conocer al maestro, o maestra... y a los niños que serían sus compañeros. Temía no poder entenderlos, no sabía por qué, ya que si ella hablaba, quizá nadie le entendería. Además, por más que se apretaba la hermosa fajilla que le hiciera su abuela, no alcanzaba a dar la vuelta en su cuerpo, ¡era tan distinta a su hermana! Ella podía correr, saltar trancas, en cambio Lina se cansaba muy pronto.



     Cuando su mamá hablaba con el maestro, Lina trataba de esconderse tras la falda de su madre, pero de repente, aquél la tomó de la mano y vio que su mamá se iba... apretó los labios para no llorar. 

     Lina, una niña chiapaneca, tuvo que emigrar junto con su familia a la Ciudad de México; vivían con unos familiares, quienes habían conseguido inscribirla en una escuela primaria cercana, llamada Lic. Benito Juárez.
     Era el primer día de clases, y a media mañana el maestro Juan invitó a sus alumnos a jugar futbol, todos saltaron de alegría. Lina los miró extrañada, no sabía qué pasaba, veía con insistencia al maestro y no comprendía sus palabras. El grupo salió al patio a formar equipos y Lina se acercaba a cada uno de sus compañeros, quienes de inmediato la rechazaban, se burlaban y la mandaban con otros: “Allá, mira...con aquellos...te están hablando...ándale...”, y reían maliciosos. Lina reía nerviosa. Con el otro grupo pasó lo mismo; la mandaban a otro lado. 

     El profesor pitaba para acelerar el comienzo; repartió los balones y comenzaron a jugar. Lina perseguía las pelotas, se metía entre sus compañeros, chocaba con todos, la aventaban, a veces la pateaban, pero ella insistía en recoger alguna pelota y golpearla con la cadera, como acostumbraba jugar en el pueblo. No entendía por qué los niños le arrebataban el balón de las manos y la insultaban. El maestro pitaba y manoteaba, los apremiaba a continuar, a ella la llamaba, pero Lina no lo obedecía, estaba aturdida y el caos crecía. Enojado, el profesor entró a la cancha, la tomó de la mano y la sacó diciéndole que esperara y se sentara en una silla cercana a la pared. Lina no sabía por qué, se limitó a mirarlo. Una maestra presenció los hechos y advirtió que Lina no podía contener las lágrimas, por lo que se la llevó a su salón.



     El maestro se sintió mal, deseaba que Lina se integrara al juego, sólo era para pasar el rato. A la hora de salida, Juan se acercó a sus compañeros y les comentó lo sucedido. Hubo diversas respuestas; unos se burlaron, otros lo apoyaron, otros decían: “Qué horror, no tenemos recursos, no hay talleres de actualización”, “Caray, no tenemos una buena formación”. Alguien comentó: “No te vayas a molestar Juan, pero me parece que debiste proponer otra actividad. No sé, algún juego que les permitiera a todos identificarse, apenas es el primer día de clases y el futbol es un deporte competitivo. Creo que fomenta la rivalidad entre ellos , ¿no les parece?” “Es cierto”, dijo otro maestro, “no sólo hacen falta alternativas de trabajo, también es indispensable comprendernos mejor entre nosotros”. Todos hablaban casi al mismo tiempo, estaban exaltados. Juan los calmó, “Siéntense un rato, vamos a platicar”. Mientras exponían sus propias experiencias, uno observó que en el muro, debajo del nombre de la escuela, estaba inscrito: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. “Miren compañeros, creo que deberíamos empezar con esto”, dijo señalando hacia el letrero, todos sonrieron. “¡Claro!, cada uno cuenta con su propio derecho, y Lina sin saberlo, buscaba el suyo.” “Así es”, afirmó otra maestra, “Gracias Juan por tomarnos en cuenta, creo que nos servirá mucho si deseamos que haya paz y respeto en nuestra escuela”. Mientras se despedían, comentaban que había mucho por hacer...



     Como educadora o educador, ¿qué opinas de esta situación? ¿Has vivido circunstancias similares o más graves? ¿Cómo las abordarías? ¿Cuál es el valor central de esta historia? ¿Cómo la trabajarías con tus alumnos?

Si quieres saber mas sobre el Tema de la Corporeidad, Evaluación y Educación Inclusiva, te invito a descargar el Libro "Educación Física en Educación Básica" de la Secretaría de Educación Pública, en el encuentras la Historia de Lina y te abrirá el panorama como docente y posibilidades de tomar las mejores decisiones frente a este tipo de situaciones.


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